Nota original publicada en American Cinematographer el 26/06/2023

Accesible en: https://theasc.com/articles/adding-spice-to-flamin-hot

Por Sarah Fensom

Todas las imágenes y capturas de fotogramas son cortesía de Searchlight Pictures.

El director de fotografía Federico Cantini, ADF y la directora Eva Longoria, recorren distintas épocas para generar el tono perfecto de rojo para contar la historia del snack mas famoso.

Flamin’ Hot no trata realmente de los Cheetos picantes. «Nadie quiere ver esa película», dice entre risas la directora Eva Longoria. En cambio, el enfoque de la película es Richard Montañez, un ejecutivo mexicoamericano que comenzó como conserje en una fábrica de Frito-Lay en California, ayudando eventualmente a la compañía a desarrollar sus mas que famosos snacks picantes y a enfocarse en un mercado latino sin explotar. Para Longoria, quien debuta como directora con Flamin’ Hot, fue importante contar una historia que trascendiera el tópico del ascenso de la pobreza a la riqueza. «No quería que los espectadores lo recibieran como un remedio», dice. «Quería abordar la opresión sistémica que está arraigada en la cultura corporativa de Estados Unidos, en nuestra sociedad y en nuestras comunidades, y quería mostrar cómo perseveramos y tenemos éxito a pesar de estos factores».

Moderno y Clásico

Para dramatizar la historia de Richard, Longoria decidió que tenía que ser filtrada a través de su punto de vista y narrada en su voz: una mezcla de honestidad, humor e ingenio. Inspirándose en las narrativas impulsadas por la voz en off de los directores Adam McKay y Martin Scorsese, Longoria buscó crear un tono que llevara a los espectadores rápidamente a través de la historia de Richard, proporcionando información crucial, especialmente sobre la experiencia latinoamericana. «Quería que se moviera como una lectura que se pasa rápido, con la música empujándote a la siguiente escena y los movimientos de cámara dirigiéndote a la siguiente escena», dice.

Cuando Longoria incorporó a Cantini en el proyecto, los cineastas descubrieron que tenían visiones casi idénticas para la película, hasta referencias exactas: «Es como si compartiéramos un cerebro, creativamente», dice. Cantini describe su enfoque como «moderno, pero clásico», un ritmo divertido y rápido que aspira a la cadencia de Scorsese y Spielberg. «Planeábamos tener muchos planos secuencia, pero nunca queríamos favorecer un plano virtuoso por sobre la historia», dice el director de fotografía. Al final, la palabra clave fue «autenticidad». Agrega Cantini: «Discutimos muchas tomas e ideas posibles, y Eva siempre decía: ‘Si funciona para la historia, lo hacemos; si no funciona para la historia, no lo hacemos'».

Filmación a un ritmo rápido

Durante las ocho semanas de rodaje en Albuquerque, Nuevo México, Cantini eligió filmar con la Sony Venice debido a su versatilidad en múltiples aspectos. «Queríamos mezclar lentes anamórficos, Super 35 y large format, y todo eso en 4K, así que era ideal», dice el director de fotografía. «También tenemos algunos planos en cámara lenta y algunos planos con el lente Laowa 24mm T14 2x PeriProbe, un lente que necesita mucha luz, y la Sony Venice tiene un doble ISO, así que podes usar 500 o 2,500». Añade que con la extensión Rialto de la cámara, fue «fácil filmar a cámara en mano, y es bueno para Steadicam también. ¡Es bueno para lo que sea! Y siempre filmamos con dos cámaras, o a veces tres, porque a Eva le gusta ir rápido, y a mi también”.

Federico Cantini, ADF sets up a shot with director Eva Longoria.

Moviéndose con los tiempos

Durante la preproducción, una de las primeras cosas que hizo Cantini fue dividir el guión en décadas. Flamin’ Hot sigue a Richard (Jesse Garcia) durante su infancia en un campo de trabajo en Guasti, California en la década del 60, en sus años turbulentos en las calles del este de Los Ángeles en la década del 70, y luego a través de su tiempo en la fábrica de Frito-Lay en Rancho Cucamonga entre 1980 y 1990. Cantini y Longoria querían lenguajes de cámara distintos que fueran apropiados para las respectivas épocas y para la trayectoria narrativa de Richard. Con la ayuda del miembro asociado de la ASC, Guy McVicker, director de marketing técnico de Panavision Woodland Hills, y el ejecutivo de marketing Rik DeLisle, junto con el apoyo local de Panavision Albuquerque, Cantini reunió tres series de lentes únicas y distintas entre si. El director de fotografía también trabajó en estrecha colaboración con Walter Volpatto, colorista principal de Company 3, para diseñar LUTs específicos para cada lente, inspiradas en negativos disponibles durante las épocas que debían representar.

Para capturar la infancia del joven Richard (Carlos S. Sanchez) en la década de 1960, el director de fotografía usó lentes anamórficos JDC Xtal Xpres, que Cantini describe como “del material que están hechos los sueños: con sombras periféricas hermosas, definición cremosa y reflejos difuminados que evocan de inmediato los recuerdos de la infancia».

Los primeros años de Richard fueron difíciles: trabajó duro recolectando uvas con su familia y fue maltratado en la escuela. Sin embargo, también hubo momentos felices: lo vemos jugando entre los idílicos viñedos y compartiendo burritos caseros en el almuerzo con la joven Judy (Jayde Martinez), una amiga que eventualmente se convierte en su esposa. “Al final del día, queríamos representar visualmente como Richard cuenta la historia», dice Cantini. «La infancia de Richard fue difícil, pero él la recuerda como un momento feliz, así que tenemos que mostrarla de esa manera. Por ejemplo, hay una toma con grúa que comienza muy amplia y alta, y ves el hermoso campo en el viñedo. La cámara baja y Richard está sonriendo y corriendo hacia él. Luego se voltea, la cámara hace un paneo, ves a su padre, y su padre lo abofetea y dice: ‘Vuelve al trabajo’. Ves toda su transformación emocional en un solo plano, lo cual es algo que hicimos muchas veces en la película».

En los años 70, Richard se involucra con pandillas, y Cantini quería expresar la turbulencia de esos tiempos. «Esos son los únicos momentos en los que tenemos cámara en mano; en el resto de la película, todas son tomas de dolly y Steadicam realizadas por el operador de cámara A, Dennis Noyes», dice Cantini. Para estas secuencias rápidas, que incluyen a Richard y Judy (Annie Gonzalez) huyendo de la policía, Cantini señala: «Teníamos la luz del sol alto del verano a nuestro favor, y la usamos para crear un aspecto más duro. Pero con nuestros lentes Canon K-35, pudimos mantener sombras ricas y contraste intenso».

A diagram provided by gaffer Neil Solberg shows a lighting scheme for scenes set inside Richard’s home.

En los años 80, Richard se entera de que él y Judy van a formar una familia y endereza su camino. Cantini continuó usando los K-35 cuando filmaba a Richard en su casa durante este período, ya que el protagonista sigue en su lucha para encontrar un camino. Pero para las escenas que tienen lugar después de que Richard comienza a trabajar en la fábrica de Frito-Lay, el director de fotografía señala que cambió a «lentes Panavision Panaspeed large format que fueron modificados específicamente para la película, para replicar el aspecto Panavision Super Speed de esa época, pero mantener el efecto de formato medio que te dan esos lentes». Cantini también alternó entre dos zooms Panavision Primo, un SLZ11 29-327mm T3.1 (un 25-275mm con un expansor de 1.18x) y un SLZ 17.5-75mm T2.3, con la misma modificación. «Después de que Richard consigue el trabajo en la fábrica, tiene más espacio para respirar, así que cambiamos al formato grande para que todo se vea un poco más grande, más brillante y más amplio», dice Cantini. «La cámara también comienza a moverse más rápido y hacia adelante todo el tiempo, como si la energía de la fábrica estuviera empujando a Richard».

Filmación en la fábrica

Gran parte de Flamin’ Hot tiene lugar en la fábrica de Frito-Lay (en realidad, el antiguo edificio del Albuquerque Journal, un espacio con detalles de la década de 1980 y una planta de producción semi funcional). Ahi, vemos las tareas diarias de Richard como conserje, pero también el comienzo de su amistad con sus compañeros de trabajo, como Clarence (Dennis Haysbert), un gerente de máquinas que le muestra los secretos de la fábrica, así como un puñado de discursos y revelaciones poderosos. Cantini ayudó a crear el color estrella de la película, un rojo «Flamin’ Hot», con rigurosas pruebas de cámara.

Cantini helped create the film’s star color — a “Flamin’ Hot” red — with rigorous camera tests.

Cómo hacer que la fábrica sea visualmente dinámica fue un desafío considerable para los cineastas. «Creo que vimos todas las películas de fábricas que existen en el mundo», dice Cantini entre risas. Longoria recuerda haberse inspirado en numerosas influencias, incluyendo la película Norma Rae de 1979 (filmada por John A. Alonzo, ASC) y la comedia Extract de 2009 (filmada por Tim Suhrstedt, ASC). Otro punto de referencia clave, agrega Longoria, fue el thriller de periodismo The Post de 2017 (filmada por Janusz Kamiński), específicamente «cómo Spielberg filmó la fábrica de periódicos con tanto dinamismo».

Cantini dice que todo movimiento de cámara dentro de la fábrica se planificó con precisión. Los cineastas también usaron el gran espacio para jugar con elementos como la escala: cuando vemos a Richard por primera vez en la fábrica, es muy pequeño en el cuadro. «Es para mostrar que este lugar es más grande que él, y pusimos a otros en primer plano para hacerlo sentir pequeño», señala Longoria. En un momento, la película salta unos 10 años en el período en que Richard trabaja en la fábrica. Todavía es conserje en ese momento, pero ha ganado confianza, «así que es el más grande en la composición», dice la directora. «Como la toma de apertura de John Travolta en Fiebre del sábado por la noche, está empujando literalmente la cámara hacia atrás y hay algo poderoso en eso».

Para la iluminación, se tuvo que establecer un delicado equilibrio: el lugar de trabajo de Richard tenía que sentirse auténticamente como una fábrica, pero los cineastas no querían que careciera de carácter. «Le dije a Fede: ‘No puede sentirse concreto y gris. ¡Debe haber alegría en esta fábrica!'», dice Longoria.

Richard imagines an exaggerated version of a board meeting led by PepsiCo CEO Roger Enrico (Tony Shalhoub, center).

Para lograr este aspecto deseado, los cineastas se aseguraron de evitar iluminar exclusivamente desde arriba, equilibraron los tonos más opacos en el espacio con platas y azules más atractivos y realizaron miles de cambios en los tubos fluorescentes. «El gaffer Neil Solberg reemplazó 2,500 tubos fluorescentes con tubos corregidos a 5,600K para todas las luces del techo», dice Cantini. «Luego, para las luces prácticas, agregó tubos de 3,200K con gel Rosco 5336 Aztec Gold en todas las paredes». En el piso de la fábrica, el director de fotografía tenía tres marcos con tela negra de 4x4mts que se movían para controlar el contraste. El key grip Rudy Covarrubias hizo difusores individuales para los tubos en el techo, con imanes adjuntos, para las luminarias de la fábrica, lo que permitía que cualquier luminaria dada se difuminara rápidamente por encima de los actores. Para la iluminación de los actores, Cantini usó dos Arri SkyPanel S360 que se difuminaron a través de una tela de 4x4mts ¼ Grid Cloth, con cuatro banderas de 2×1 que contenían la dirección de esa luz suave en una sola dirección. También colocó luces fuera de las ventanas de la fábrica. «Teníamos dos Arrimax 18K en un condor de 30 metros con ¼ de CTO en cada uno», dice Cantini.

Ver Rojo

En una escena que impulsa otro cambio significativo en el aspecto de la película, Richard y Judy, que han estado intentando desarrollar un Cheeto picante desde cero, hacen que su hijo (Brice Gonzalez) pruebe lo que resulta ser el cheeto picante perfecto. Cuando el niño levanta el Cheeto, vemos un breve destello de color rojo brillante por primera vez en la película. Como explica Cantini, la luz entra por la ventana de la casa de la familia, cortesía de un Arri M90 con ¼ CTO y Opal, a través de un marco de 2×2 de 1/2 grid cloth, «y toca el Cheeto de una manera que lo hace resaltar».

Poco después, la primera bolsa de Cheetos Flamin’ Hot sale por la línea de producción en la fábrica de Frito-Lay, y de repente el color rojo característico brilla en toda la pantalla. «Es como si la familia de Richard, simbolizada por una paleta más cálida, se precipitara en la fábrica».

Richard’s son (Brice Gonzalez) taste-tests his parents’ homemade hot-Cheeto prototype. (See lighting diagram, above.)

Se requirió una preparación cuidadosa para asegurarse de que el rojo de los Hot Cheetos tuviera un gran impacto en el momento adecuado. Longoria se aseguró de que nada en la película, «ni un extra, ni un auto, ni una bandera en el fondo» tuviera rojo, ni siquiera naranja, hasta después de la revelación inicial del nuevo snack que le da nombre a la película. Cantini señala que las paredes azules y los tonos plateados de la fábrica establecieron el contraste ideal para el rojo brillante del snack. Los cineastas pasaron por un riguroso proceso de pruebas de cámara para seleccionar el color perfecto para los Cheetos. «Probamos verdaderos Flamin’ Hots, jugamos con filtros, jugamos con diferentes colores, y lo que encontramos definitivamente es una manipulación, porque necesitábamos que resaltara esa primera vez en la fábrica», dice Longoria.

Aunque Flamin’ Hot aborda una serie de complejas cuestiones sociales, la historia no estaría completa sin un poco de polvo de Cheetos. «Todos saben que lo importante de los Cheetos son los dedos rojos, teníamos que hacer algo con eso», dice Longoria. Decidió que Roger Enrico (Tony Shalhoub), el CEO de PepsiCo que accede a probar la creación de Richard y escuchar sus ideas, debería ser el personaje de la película con los dedos manchados de rojo. Cantini usó un dioptría partida para capturar tanto la boca de Enrico probando los Cheetos Flamin’ Hot por primera vez como el polvo rojo brillante en sus dedos. «Fue una manera de humanizar a Enrico», dice Longoria. «Incluso alguien como él se ensucia los dedos con el polvo de los Cheetos. Es completamente universal”.

Una Masterclass que Cambió todo

El director de fotografía de Flamin’ Hot, Federico Cantini, ADF, asistió a una sesión de la ASC Masterclass en 2016, apenas unos años después de haberse mudado a Los Ángeles desde su Buenos Aires natal. El programa de cinco días guía a los directores de fotografía en ascenso a través de una serie de seminarios y clases impartidas por destacados profesionales en el campo. Para Cantini, la Masterclass no fue solo una oportunidad para aprender nuevas técnicas, sino que se convirtió en un punto de inflexión importante en su carrera. «Fue un cambio de juego. Además de todas las clases y presentaciones, pude establecer una red de contactos y pasar tiempo con estos grandes directores de fotografía», dice.

Entre otros, conoció al director de fotografía Julio Macat, ASC, un colega argentino. Cantini había estado trabajando principalmente en comerciales, y fue gracias a la recomendación de Macat que lo contrataron como director de fotografía en su primera película, la comedia dramática de 2020, Give or Take. Cantini conoció a un productor en ese proyecto que lo llamó para Unplugging, una película protagonizada por Eva Longoria, y poco después de que esa película terminara, Longoria se puso en contacto con él acerca de Flamin’ Hot. «Realmente es difícil conseguir tu primer trabajo», dice Cantini. «Mi carrera aca en Estados Unidos, comenzó debido a la ASC Masterclass».