Por Mauricio Riccio (ADF)

En febrero fui convocado por la productora Buffalo films S.A de Esteban y Hori Mentasti, para fotografiar un nuevo proyecto.

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La propuesta me sedujo desde la primera lectura de guión, por lo complejo de algunas escenas y la riqueza de poder elaborar muchos climas.
Pero más allá de eso, me sedujo el género, que es poco habitual para nuestro cine. Me tocaba otra comedia de acción y aventuras.
Ya había participado en dos proyectos de similares características pero no de esta magnitud.
Una de las primeras consignas de los directores, Nicolás Sibert y Lalo Mark, fue su deseo de que fuese una película ‟muy colorida″ desde la luz, no tanto de vestuario ni arte, algo que nunca había hecho. Siempre me pareció irreal esa mezcla de luz de luna fría en un interior cálido donde predomina la luz ambiente, pero decidí romper con ese prejuicio y acoplarme al pedido de ellos.
No me arrepiento en absoluto, fue algo que incorporé en muchas de las escenas.

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Si bien la película termina siendo una comedia, no queríamos que se viera como tal. Unos de mis referentes fue ¨Band of robbers¨ (DF Noah Rosental).
Estábamos más en la búsqueda del thriller. De hecho la historia cobra un giro hacia ese género cuando los personajes comienzan a estar en problemas.

Unos de los grandes retos fue cumplir con un plan de trabajo tan intenso: rodamos durante seis semanas, pero había días que teníamos que cumplir con escenas que a veces superaban los 30 planos diarios.
Para cumplir con esto, tuvimos que diseñar con mi Gaffer, Julián Cantaro, la asistente de dirección y el área de producción, una logística de avanzadas y pre-light muy precisa.
Usamos una segunda cámara para las escenas de acción y escenas con muchos extras, segunda cámara que sabíamos que durante un par de jornadas se transformaría en segunda unidad con mi staff de eléctricos divididos, Gaffer en primera unidad, Jefe de eléctricos en otra, y yo corriendo de un set al otro. Por suerte sólo fueron pocas jornadas de este tipo.
Afortunadamente pude contar con todo el equipamiento necesario.
En muchos casos tuve que diseñar una puesta de luces que sirva para resolver casi toda las escenas con unos mínimos retoques entre un plano y otro.

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Tener un sensor con gran rango dinámico me permitió trabajar de esta forma, resolviendo puestas de manera simple y dejando libre el set en casi 180 grados. Usé Arri Alexa Mini para ambas unidades, compartiendo el mismo set de lentes.
Encuadramos para 2:39.1. Mi primera intención fue registrar en Arriraw pero terminamos haciéndolo en ProRes4444 XQ en una resolución de 3.2K. Por el flujo de trabajo y todo lo que eso implica. Usé lentes Cooke Panchro/i porque me gusta ese leve tono cálido en las pieles y el tipo de flare.
Para este proyecto usé algo que nunca había hecho. Un Backprojecting con pantallas de led de 3mm, que a dos metros de distancia el ojo no percibe los led.
Usamos una pantalla de 5 metros de alto por 6 de largos. Para una camioneta van que hacíamos girar de acuerdo a las ventanillas que queríamos ver. También use otra más pequeña colgada en la parrilla del estudio para hacer algunos reflejos del alumbrado público. La escena era nocturna con movimientos de cámara en mano. Previo habíamos rodado los 5 planos para el Back: dos laterales, trasero, frontal y uno contrapicado.

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“La última fiesta” fue el proyecto más grande y complejo que me ha tocado fotografiar y unas de mis experiencias más gratificantes. De esos rodajes donde, al llegar el último día, se respira un clima de nostalgia.