Por Leonel Pazos Scioli

Barrefondo es la adaptación cinematográfica de la novela de Félix Bruzzone, dirigida por Jorge Leandro Colás y producida por Carolina Fernández, de Salamanca Cine.

Al tiempo de filmar Gricel con Jorge,  me contó sobre la novela de Félix y se la pedí prestada para leer, enseguida quedé encantado con el libro. Me gustaron sus personajes, que sea una historia del conurbano, el clima que tenía y el contraste de realidades. En el año 2014 ya tenía en mis manos el guion y comenzamos a juntarnos con Jorge. Por el momento, hablábamos de varios aspectos, desde el guion y los personajes, hasta la cámara.

Algo que el director tenía muy en claro desde el primer momento, era como quería la cámara, sus movimientos y la relación de esta con el personaje. Entonces empezamos a charlar la extrema cercanía  que íbamos a buscar entre la cámara y el protagonista de la película, Tavo, interpretado por Nahuel Viale. Quería filmar todo en mano,  siguiendo todo el tiempo a Tavo a lo largo de la historia. Nuestras referencias más cercanas  para este estilo, fueron: Son of Saul, Nordvest y los hermanos Dardenne.

Aproximadamente dos años antes del rodaje hicimos un ensayo en una quinta entre nosotros para poder probar estos aspectos. A partir de ese ejercicio, de ver referencias y hacer comparaciones definimos que lo mejor para la película era el encuadre 1:1.85.

Para la luz, me inspiré en distintas referencias. Como película tenía presente los interiores noche y los exteriores noche de Fish Tank y después lo que suelo hacer es una búsqueda de imágenes que me ayuden a mostrarle al director por dónde creo yo que van los climas de ciertas escenas. Eso me ayuda mucho a entenderme con él, saber qué quiere y qué necesita para su guión, para empezar a pensar una paleta de colores y también para ir dimensionando qué tipo de locaciones estaríamos necesitando. Lo que saco en concreto lo comparto con la directora arte.

La película tenía que filmarse en verano, la historia necesitaba  de ese calor en los cuerpos, en el ambiente, teníamos que poder ver fácilmente la gota de sudor correr por los rostros y así fue. La atmósfera alcanzada en los primeros planos de Tavo y en las diferentes escenas, fue muy buena. Y no estoy hablando sólo de lo visual, sino de lo que genera ese clima en los actores y en la escena misma.

Filmamos en la localidad de Esteban Echeverría, más precisamente Monte Grande, provincia de Bs.As. Comenzamos a rodar en febrero del 2017 a lo largo de cuatro semanas. La previa y el scouting fueron cortos y muy intensos. Lo que nos permitió aprovechar al máximo el tiempo de scouting y llegar bien al inicio del rodaje, fue que teníamos muy en claro la película, qué estilo de locaciones buscábamos, como íbamos a filmar y con qué recursos contábamos.

La estructura de producción era chica y nuestra manera de elegir una locación y ver si nos servía, estaba en relación en primer lugar con que la ambientación original sea muy cercana a lo que necesitaba el guión y, por supuesto, con los tiros de cámara, ventanas, condiciones sonoras y la posibilidad de hacer noche por día.

En ese sentido, la quinta de “Pejerrey” (Sergio Boris) fue un gran hallazgo. Se juntaron varios sets en una misma locación, lo que le daba a la producción margen para poder improvisar ante alguna eventualidad. Producción hizo un gran trabajo de campo en cuanto a las locaciones, que arrancó mucho tiempo atrás y se notó.

La directora de arte, Diana Orduna y Maia Hedel, su asistente, se instalaron en Monte Grande dos semanas antes del inicio del rodaje, para recolectar la utilería y ambientar, fue un gran equipo de arte.

Los exteriores noche fueron las locaciones que más trabajo nos dio encontrar. El desafío pasaba por diferentes variables; primero que sean apropiados para la escena (que se acerquen lo más posible al guion). Luego, que las diferentes locaciones estén lo más cerca posible entre sí para no perder mucho tiempo en traslados, sabiendo que íbamos a tener jornadas de 8:45hs. También evaluábamos el nivel de seguridad que tenían ciertos sectores y si eran al costado de una ruta o camino, era difícil especular con los sonidos de altas horas de la noche o incluso madrugada. Fue difícil, pero muy satisfactorio.

Para mí era fundamental contar con una base de luz de Sodio del alumbrado público y tener algo de luz en el background del set para pensar la locación como posible. Mi manera de abordar estos exteriores noche fue ubicando de manera estratégica “una” fuente de luz  en cuadro o iluminando una parte del encuadre como si fuese luz de calle, y luego rellenar los primeros planos con Tubos Fluorescentes. Esto fue lo que hice para el encuentro que tiene el Pejerrey con Tavo; había toda una calle en fuga iluminada con Sodio y cuando la cámara paneaba para mostrar que se van a estacionar, justo ahí había un poste de luz que estaba fuera de funcionamiento. Entonces, lo reforzamos con un Fresnel de 1kw y un tubo fluorescente (una luz para el fondo y otra de contra para cubrir una caminata que hacían los personajes). Al final de la toma, quedaba de fondo de plano una ruta a lo lejos iluminada con Leds Fríos, lo cual daba un lindo recorte.

Por recomendación del gaffer “Nishi” Francisco Nishimoto usamos gelatina Full Straw para empatar nuestras luces con los sodios del alumbrado, lo cual funcionó muy bien. Nishi se puso la peli al hombro, trabajó con un eléctrico (Martin Benavent) y entre los dos sacaron todas las puestas en tiempo y forma. Fue un gran aliado y me gustó que siempre estaba cuidando los detalles y aportando desde una mirada fotográfica, entendiendo bien cual era el código que yo estaba usando en Barrefondo. Eso se lo agradezco sinceramente porque aliviana mucho el trabajo. En la previa hablamos con el gaffer de la luz que quería lograr en la película. Le compartí una carpeta en el Drive con los ejemplos que había hablado con Jorge, y hablamos de los “tiempos” y del plan de rodaje.

Nuestro parque de luces tenía poco consumo, usamos más que nada tubos fluorescente, fresneles de 1kw,  650w, 300w y para jornadas puntuales contamos con un Arri HMI M18 gracias a los amigos de AlaNorte Cine Digital. En algunas jornadas utilizamos un generador de 6kw. Para ciertas jornadas tuvimos como refuerzo a Lucas “luki” Robles, gran compañero.

La cámara estuvo a cargo de Martin Larrea y el foco de Aylen Lopez. Hay un gran trabajo y esfuerzo por parte de ellos que me dejó muy contento. La película tiene muchos planos secuencias, largas caminatas y seguimientos a Nahuel Viale desde muy cerca con primeros planos de espalda. En la semana de previa hicimos un ensayo filmado. Allí nos pusimos de acuerdo con Jorge y Martin para definir el punto de vista de la película, y ese lugar fue desde el personaje de Tavo.

Trabajamos con una cámara Sony FS7+Odyssey 7q+,  que nos entregaba un Apple Pro Res HQ 4:2:2  y los lentes Cooke S4, con los cuales quedé encantado. Por esto agradezco el esfuerzo de la productora Carolina Fernández y la gente de Gandhi Equipos.

Otro desafío que tuvimos fue la planificación del recorrido del Flat Car para la camioneta de Tavo en la ciudad de Monte Grande. Las escenas más complicadas fueron las que rodamos en la ciudad, en hora de mucho tránsito. Se necesitó encontrar los fondos apropiados en el horario de luz que correspondía por la historia y definir un sentido de la trayectoria que nos convenga por luz. Antes de encarar esa búsqueda hablé con el equipo de dirección y producción, que tenía en la Jefatura de Locaciones a Paula Sinjovich, acerca de las dimensiones que tiene un Flat Car y del lugar que se necesita para dar la vuelta y tirar una nueva toma. Costó, pero salió muy bien.

En una película como Barrefondo con tanto exterior, en la elección de las locaciones y en el “armado” del Plan de Rodaje se va una cuota muy grande de cómo va a ser la luz. Después del página a página, nos juntamos con Julieta Cáceres (la asistente de dirección) y Jorge para ver un primer plan tentativo que había armado Juli. En esa instancia cotejamos ese plan con una especie de escaleta que yo tenía armada para ver fácil y rápidamente como venían los horarios de luz de las escenas exteriores. En base a eso, identificamos qué cosas provocarían un salto de luz y qué opciones había para evitarlo. Después marqué las escenas que idealmente se deberían rodar en los extremos del día y cuáles eran las escenas “comodín” (por horario). En las escenas interiores, en línea general, me acomodé para poder favorecer los exteriores. Dirección hizo un gran esfuerzo para el armado del plan, realmente se sintió y se agradece mucho.

La peli creció mucho en cuanto a clima en la Post de Color con Maximiliano “Maxi” Pérez de HD Argentina. En el balance general, el formato rindió muy bien, incluso mejor de lo que esperaba, la sumatoria de tener buenos lentes y buen colorista es fundamental. Me encontré muy cómodo trabajando con la FS7, por su sensibilidad (que trabajé en 800 ASA por lo general) y su curva de gamma.

Barrefondo fue una experiencia completa, muy lindo en lo humano. Me hubiese gustado nombrarlos a todos los del equipo técnico porque la verdad la pasamos muy bien.