El maestro estuvo presente en Buenos Aires y Mar del Plata durante noviembre del año pasado. Su presencia fue de alto impacto para sus seguidores, colegas y aquellos fanáticos del cine que quizás hasta esta oportunidad, desconocían su genio.

En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, del 23 de Noviembre al 14 de Diciembre del 2016, estuvo a disposición del público una exhibición de sus fotografías fijas en el Centro Cultural Kirchner.

En el 31° Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, Vittorio ofreció una multitudinaria Charla Magistral en el Auditorium, presentó la proyección de Apocalypse Now Redux, y brindó una Conferencia de Prensa de reducida concurrencia.

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Conferencia de Prensa con Vittorio Storaro. 31° Festival Internacional de Cine de Mar del Plata.

La periodista y comunicadora Henar Riegas, inspirada tras su presentación en la Conferencia de Prensa del 31° Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, nos ofrece las siguiente nota:

Vittorio Storaro o cómo escribir con luz

Es un italiano tan italiano que aparece como tal. Es un artista tan artista que se hace notar. Llega tarde y acompañado de un pequeño séquito que organiza sus pasos, parece. Se hace esperar y no pide disculpas, claro. Tal vez sea esa cierta informalidad mediterránea o quizá la necesidad de alimentar la expectación del maestro que se sabe esperado. Cabe imaginarse la remota posibilidad de que el artista le tenga pánico al público, por eso la tardanza. Quién sabe. Cuando empuña el micrófono esa posibilidad se desvanece. Ni un titubeo. Ni un silencio. Hila anécdotas con datos, Historia con historias. Cuestiona. Propone de manera verborrágica. Sin necesidad de preguntas. Habla como si no necesitara pensar lo que dice, como si su discurso brotara, como un vómito, más de las vísceras que de la cabeza, pero con el ritmo y el tono que sólo dominan los narradores. Vittorio Storaro, Director de Fotografía con 60 películas, decenas de premios y más de 70 años, llegó al Festival Internacional de Cine de Mar del Plata para dar una clase magistral ante un público entusiasta que escuchó, filmó, fotografió y anotó con devoción el relato suculento de uno de los grandes escritores de la luz.

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La materia no importa

Ni siquiera las artes se libran de la tiranía del discurso binario. En el cine el dilema es: ¿analógico o digital? ¿Esa es la cuestión? El maestro responde. Storaro sólo ha filmado una película en digital y ha sido la última, Cafe Society (Woody Allen). No parece sentirse un traidor por haber sucumbido al progreso. No podemos frenarlo, dice. Necesitamos el tiempo y la tecnología adecuadas. Pero hay que mejorarlo con la experiencia. Sí, la experiencia.  A ella recurre todo el tiempo. Como un mantra. Que no se pierda, que no se niegue. Dice, con cierta molestia o preocupación, que hay demasiados jóvenes cinematógrafos (así prefiere él denominar a los Directores de Fotografía) que creen que el cine ha empezado con ellos, que no les interesa mirar al pasado. Y es un error, añade. Cuando Storaro habla del pasado no habla sólo de la historia del cine porque el ser humano, dice, siempre se ha expresado a través de imágenes. Desde las pinturas en las cavernas. Y a partir de ahí, todo lo demás, que ha sido mucho. Entonces, concluye, la materia no es lo importante, lo importante es la idea. No se puede hacer una buena película si no proviene de una idea. Es en ella donde se encuentra la magia, el misterio, el arte. El quid de la cuestión. No hay dilema, señores. No gasten la energía en lo que no corresponde.

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Iván Gierasinchuk (ADF) y Vittorio Storaro. Foto: Paula Palacios.

Storaro es un hombre del arte. Lo dice su aspecto, su look de señor. Traje color crema. Camisa granate a juego con los calcetines. Corbata roja. Todo engamado. Los zapatos, marrones. Y de cordones. Su reloj, clásico, de pulsera y con esfera redonda y dorada. Sus manos, repletas de anillos grandes de plata, como cardenalicios. Su aspecto denota una ocupación en los detalles. Sus palabras también. Todo está relacionado. Asegura que el cine también bebe de otras artes. Si no, qué. De la literatura y de la música, sobre todo, porque el cine es una narración que precisa un ritmo perfecto que otorga la música, y la composición de la imagen es el equivalente al estilo literario en la escritura. Cambian los materiales, las herramientas, la esencia es la misma. Contar una historia y hacerlo bien, para que conmueva, para que diga, para que permanezca.

Storaro escribe con la luz. Esa es la esencia del oficio del cinematógrafo. La luz como materia prima indiscutible está en las iglesias romanas que ha visitado desde niño, o en los cuadros de Caravaggio que le siguen conmoviendo. La genialidad de Caravaggio, dice, permanece cuatro siglos después, por tanto, el desafío del cine actual es pensar cómo conservar esa imagen porque, por si alguien lo dudaba, la grabación digital no es permanente. Encontrar esa fórmula es el reto de las nuevas generaciones. No hay dilema pero sí hay desafíos, como los hubo antes, como los habrá siempre.

Quizá porque se sabe un referente no evita los consejos que pasan más por el entusiasmo y el trabajo que por cuestiones técnicas. No habla de faroles, ni de lentes, ni de cámaras. Tal vez por eso dice que cuando algo se ama intensamente esa energía se transmite.

“Crean en sus sueños y ámenlos profundamente. Fuerza, jóvenes, necesitamos de ustedes y de su energía”. Vittorio Storaro, Mar del Plata 2016.

A continuación, un video subtitulado con las respuestas del maestro a las preguntas de los periodistas.

La Asociación se siente honrada y agradece las palabras del maestro Storaro, que abogan por una evolución en la noción y ejercicio del trabajo de los Autores de Fotografía Cinematográfica.