“Ocupo un pequeño apartamento en una callecita a la vuelta de Wardour Street.
Wardour es el centro de negocios y de edición de cine y televisión en Londres y mi trabajo
consiste en seguir las indicaciones de un director para asegurar una sola cosa: la fluidez
narrativa y la perfección técnica de la película.
Película. La palabra misma indica la fragilidad de esos trocitos de “piel”, ayer de
nitrato de plata, hoy de acetato de celulosa que me paso el día digitalizando para lograr
continuidad; eliminando, para evitar confusiones, fealdad o, lo peor, inexperiencia en los
autores del film. La palabra inglesa quizás es mejor por ser más técnica o abstracta que
la española. Film indica membrana, frágil piel, bruma, velo, opacidad. Lo he buscado en
el diccionario a fin de evitar fantasías verbales y ceñirme a lo que film es en mi trabajo:
un rollo flexible de celulosa y emulsión. Ya no: ahora se llama Beta Digital. Sin embargo,
si digo “película” en español no me alejo de la definición académica (“cinta de celuloide
preparada para ser impresionada cinematográficamente”) pero tampoco puedo (o quiero)
separarme de una visión de la piel humana frágil, superficial, el delgado ropaje de la
apariencia. La piel con la que nos presentamos ante la mirada de otros, ya que sin esa
capa que nos cubre de pies a cabeza seríamos solamente una desparramada carnicería
de vísceras perecederas, sin más armadura final que el esqueleto la calavera. Lo que la
muerte nos permite mostrarle a la eternidad.”

Carlos Fuentes, fragmento de “El amante del teatro” (incluido en “Inquieta compañía”, 2004)

Interesante disquisición literaria que quise compartir sobre el tema que nos mantiene expectantes desde los inicios del cine: cómo captar las imágenes. En los últimos tiempos, con el advenimiento de lo digital, las formas de captura se han reproducido, han aparecido y desaparecido formatos y lo siguen haciendo. Como Directores de Fotografia, constantemente debemos seguir estudiándolos para usarlos, porque cada uno trae ventajas y mejoras en algún sentido. Hasta el momento podemos decir que la película cinematográfica tiene la mejor calidad, y proponemos que sea declarada de interés cultural, para poder tener acceso a todas las imágenes que ya se han rodado mediante este soporte y garantizar que en el futuro las generaciones puedan tener ese archivo de memoria sobre la civilización. Por otro lado, el mundo digital nos trae una rapidez y una democratización de las imágenes audiovisuales que enriquecen el intercambio. En Buenos Aires tenemos la suerte de contar con DOS laboratorios de película cinematográfica. En este número nos adentramos en uno de ellos (Cinecolor), para entender lo más posible sobre su funcionamiento. En la siguiente revista le dedicaremos espacio al otro, R+T . Como DFs, el estudio de la captura es sólo una parte de nuestro rol, la parte esencial es cómo modelar la luz, cómo lograr que doble, que se divida y cambie de color, que rebote sólo una parte de su composición, que se quede un rato quieta y otro rato no. Qué más apasionante que trabajar con algo tan fuerte y a la vez tan invisible.