“Cuando soplan vientos de cambio, algunos levantan muros. Otros construyen molinos”, que diría aquel. O aquella. El cine es un reflejo de la sociedad, y todos, la sociedad, la industria del cine y también esta publicación, nos encontramos en un proceso tan urgente como definitivo de cambio en el que la mujer se levanta, lucha por sus derechos, y por fin, es escuchada.
Autora: Carmen (Mina) V. Albert

La asociación de mujeres cineastas, CIMA, acogió este jueves en Cineteca de Madrid el evento «Pensar con la luz. Directoras de Fotografía», un acto que, lleno hasta la bandera (muchas personas se quedaron fuera), y con varios compañeros directores de fotografía acompañándolas en el público, quería dar visibilidad al trabajo de la Directora de Fotografía, una profesional que debe enfrentarse a un doble reto en esta industria: ser mujer y ser técnica.

Un grupo de diez operadoras, en representación de todas las que trabajan en nuestro país, hablaron, moderadas por Irene Cardona, de las dificultades que deben solventar día a día en su trabajo, partiendo de la estructura de las fases de producción de una película, y explicando a través de sus vivencias personales lo compleja que es la carrera de una Directora de Fotografía.

Así, y tras la proyección de un vídeo con una muestra de bobinas y trabajos realizados por las ponentes, la primera en participar fue Isabel Ruiz, quien explicó, hablando de la fase de preproducción, que en su trabajo en el cine se suele apoyar en las conversaciones previas con el director y también se basa mucho en referencias de todo tipo. La operadora recurre mucho al arte, puesto que estudió Bellas Artes y, de hecho, cabe destacar su brillante faceta como ilustradora, en la autoedición de su serie Mujeres: libros que rescatan historias de mujeres olvidadas por la historia.

Almudena Sánchez intervino a continuación, comentando que también se apoya en referencias cinematográficas y fotográficas, o a veces en otros elementos dispares como un espacio que te muestra el camino a seguir. Le gusta establecer una serie de normas, un “mapa de la India” que le ayude a entender por qué camino van a ir durante todo el trabajo. ”Me ayuda a mantenerme firme en todo el proceso de un rodaje que nunca se rueda en continuidad, algo que es un reto muy importante para un director o directora de foto, mantener la continuidad de secuencias que se van rodando sin un orden cronológico”.

Almudena insistió también en la necesidad de la flexibilidad en los rodajes y contó cómo aprendió gracias a su formación en la escuela de Cuba a aprovechar elementos del cine documental y el cine de ficción y cruzarlos según sus intereses. “Del documental me gusta la libertad que ofrece y de la ficción me gusta el rigor”.

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La intervención de Tania Da Fonseca fue especialmente divertida, incluyendo algunas anécdotas de rodaje como encontrarse una rave en una localización en el bosque cuando se disponían a rodar.

También habló de la preproducción, a la que considera «como el guión de la foto». Reclama más tiempo para la fotografía en esta fase, porque «el rodaje es la fase de ejecución y también de improvisación, pero hay que llegar allí teniéndolo muy claro, y para eso es necesaria más preparación». Añade Almudena que muchas veces ese tiempo se lo quitan ellas de su vida para poder prepararse el proyecto.

A Juana Jiménez le tocó hablar de cómo asume y gestiona una DoP los distintos presupuestos que puede tener para su trabajo, y lo relacionó directamente con el hecho de ser mujer. “Normalmente, en cuanto te tocan proyectos más grandes con más dinero y por tanto otro tipo de responsabilidad, sí que entra en juego el ser mujer. Como mujer encuentras ciertas limitaciones. Cuando he ido creciendo en presupuesto, también han aumentado los cuestionamientos”. Parece ser que la relación entre dinero y mujer no existe en la sociedad del mismo modo que con el hombre.

En este sentido, tal como subrayó Irene Cardona, maestra de ceremonias, CIMA ha constatado cómo en el cine documental el porcentaje de mujeres es mayor que en el cine comercial. «A mayor presupuesto menor presencia de mujeres».

Independientemente de la cuestión presupuestaria, lo que Juana encuentra al crecer en proyectos es el llamado techo de cristal. Sus decisiones se han cuestionado constantemente: “Incluso mi gaffer, del que yo era muy fan, no confiaba en mí”.

Rita Noriega destaca que la dificultad en la adecuación de presupuestos grandes, desde su punto de vista, es el escalado, esa transición de proyectos pequeños a grandes: «Es algo que nos ha llegado más tarde en nuestras carreras porque a nosotras nos ha costado más llegar allí».

La DoP comparte la queja de Jiménez sobre las dificultades de la mujer a salir de géneros más “femeninos” como el documental y llegar a proyectos grandes: “A mí lo que me ha costado es cambiar el chip al acceder a proyectos mucho más grandes. Iluminar grandes espacios, más a a nivel técnico que narrativo; lo que me ha costado es hacer ese escalado. También hay que escalar a nivel personal, porque probablemente trabajes con equipos que nunca se han encontrado antes a una directora de fotografía”.

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Violetta D’Agata opina en este sentido que la dificultad que conlleva organizar equipos nuevos es algo que también puede ocurrirle a un director de fotografía. La diferencia reside en que el cuestionamiento hacia la mujer también existe a diferentes niveles como el físico: “Se preguntan si vas a poder con la cámara, te dicen: “Hay mucha cámara en mano, ¿vas a poder?”. Pero opina que se trata de un factor de tiempo, «con el tiempo la gente te va respetando».

Violetta también habló de la importancia de una buena comunicación con los departamentos de Arte y Vestuario para su trabajo, con los que se comparten aspectos como el color o la textura, esenciales en el resultado fotográfico.

Irene Garmtz acompañaba a Violetta en el banquillo de la generación más joven de la mesa. Irene ha trabajado también como grip, algo que sorprende aún más en los rodajes, al ser considerado un trabajo físico. «No se lo esperan. Yo soy batería, tendrías que verme tocando y dando baquetazos a la batería. A lo mejor me llamabas más para grip».

De izquierda a derecha: Tania Da Fonseca, Daniela Cajías, Juana Jiménez, Eva Díaz, Almudena Sánchez y Cristina Rodríguez.

También se habló de la relación de la Directora de Fotografía con la parte considerada más artística del rodaje, como son los actores. Daniela Cajías, que fotografió en 2017 la película de Fabio MeiraLas dos Irenes, considera que su condición de mujer la ayudó en este caso a conseguir el trabajo. Daniela trabaja a nivel muy personal con los directores: “Quizá sea por mi condición femenina, o porque el cine que hago es muy autoral, que me gusta entrar en el mundo de su director, conocer su manera de ver la vida». También le gusta mucho ayudar a los actores con la iluminación a conseguir su interpretación.

“Respecto al equipo de cámara, soy muy exigente con mi equipo, sobre todo quiero que sea silencioso. La clave es esa, y me funciona mucho contar con gente en mi equipo que haya hecho Artes Marciales. Quizá es porque tienen que concentrarse mucho en su disciplina y eso hace que sean muy silenciosos, algo que me encanta”.

La participación de Eva Díaz se convirtió en el momento más emotivo de la charla, puesto que además había en el público segundas operadoras que han trabajado con ella y que la consideran su referente. Y precisamente de eso habló Eva, quien además comenzó como eléctrica: “Lo importante de la oportunidad que nos ha dado CIMA hoy es que somos muchas mujeres haciendo fotografía y que por fin tenemos visibilidad, porque en otros países ya pasa, pero a nosotras no se nos ha dado esta posibilidad, y creo que ha sido por falta de referentes.”

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Cristina Rodríguez, por su parte, resaltó, además de la parte técnica, la importancia de la comunicación y el entendimiento, y la necesidad de buscar colaboradores con los que trabajar bien para conseguir mostrar lo que quieres hacer, consensuar para hacer tu trabajo y mantener el diálogo constantemente: «Demostrarte tanto a ti misma como a tus colaboradores que no pierdes el rumbo de la película aunque surjan, como surgen, todo tipo de imprevistos».

Hablando de la fase de postproducción en los rodajes, Cristina considera que el DIT funciona para los DoP como el puente entre el rodaje y la postproducción. Cristina también considera que en muchos casos el problema añadido con el que las operadoras se encuentran a la hora de hacer su trabajo, es que hay determinados hombres a los que nos les gusta «no ya que una mujer les de órdenes, sino directrices».

De izquierda a derecha: Almudena Sánchez, Cristina Rodríguez, Rita Noriega y Pilar Sánchez.

Pilar Sánchez, que se encuentra «viviendo un momento muy dulce», puesto que acaba de venir de Cannes, donde ha estrenado junto a Arantxa Echevarría Carmen y Lola en la Quincena de Realizadores, aportó su punto de vista como directora de fotografía, pero también como productora: «Se trata de combinar el pragmatismo con el arte».

Muchas de las presentes, como Rita Noriega o Almudena Sánchez, son también profesoras de escuelas de cine como ECAM o TAI. Rita comenta que hay una diferencia muy grande entre los que trabajan cuando acaban los estudios y las que no lo hacen. Almudena añadió, en ese sentido, que hay un número muy alto de alumnas en primer curso que tiran la toalla, precisamente por la falta de referentes: «Se van desanimando y ni siquiera lo intentan, porque piensan que es muy difícil y que es más fácil pasarse a Producción o Arte. Pero eso es muy triste, hay que intentarlo. Porque te tiene que gustar lo que vas a hacer en el cine, ya que le vas a echar horas infinitas».

Nota extraída del sitio Cameraman.